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La fe de Pablo

La fe de Pablo

Resucito mi blog tras otro periodo en coma, el hecho lo merece. Ayer conseguí hablar por teléfono con Aimar, que regresó a Zaragoza tras su operación, y hoy he publicado en el periódico el siguiente artículo. A muchos os parecerá una tontería, pero los que estamos metidos en este mundillo sabemos que conseguir una exclusiva de este tipo con Aimar es tan sencillo como echar un café con el Papa. El trabajo da frutos, aunque el sueldo siga igual... pero eso es otro tema.

Esa tímida sonrisa tan suya, que llevaba en cuarentena algún tiempo, demasiado, ha vuelto. Pablo Aimar regresó ayer a Zaragoza, acompañado por su representante y amigo Matías Aldao, subido en una ola de optimismo. El Cai abandonó la Clínica Cemtro de Madrid por la mañana y llegó a su casa a mediodía para reunirse con su familia habiéndose sacudido una losa insoportable y dilatada. AS pudo hablar en exclusiva con Pablo durante la tarde de ayer y pulsar su estado de ánimo: "Bien, bien. Estoy muy contento por cómo salió la operación, por ahora todo va de la mejor forma posible".

Aimar fue operado por el doctor Guillén el pasado martes de una osteopatía de pubis. La intervención duró apenas 45 minutos y se resolvió de manera inmejorable. Guillén, quien le practicó una sección del aductor derecho, el más castigado, y perforaciones en el pubis, no dudó en afirmar tras la intervención que "Aimar volverá a su mejor nivel". El argentino, siempre prudente, se limitó ayer a lanzar una sonrisa de esperanza y un "¡ojalá! Espero recuperarme pronto y ayudar al equipo".

Tras acudir a diferentes especialistas y tomarse el plan específico elaborado por el doctor Cugat en diciembre como última oportunidad, Aimar optó por el quirófano como única salida posible. Él quería pero no podía, el pubis difuminaba por completo su fútbol. "Era una decisión que venía pensando y que había que tomar, no me quedaba otra opción", explicó Pablo. Hincha incondicional del Zaragoza, no pudo ver el encuentro frente al Racing. Los hospitales son los hospitales, aunque sean los mejores. Pero afinó el oído para seguir las andanzas de sus compañeros desde la cama de su habitación en la Clínica Cemtro.

Rehabilitación. Aimar fue examinado por Guillén ayer por la mañana, recibió el alta y volvió a Zaragoza. Hoy ya acudirá a la Ciudad Deportiva para comenzar su proceso de recuperación, el cual ha sido enfocado por los expertos médicos entre seis y ocho semanas. "Los médicos, que son los que saben, salieron muy satisfechos de la operación y creen que la recuperación será buena y rápida. Eso espero yo también, claro", afirmó Pablo. Por encima de todo, desea que sea definitiva y poder disfrutar jugando al fútbol sin ser azotado por ese insoportable dolor.

"Ahora, como es lógico, camino con dificultad. Hay que empezar a movilizar la zona poco a poco y realizar el tratamiento con paciencia", comentó Aimar. Los fisioterapeutas del primer equipo, Míchel Román y Jerónimo Roldán, serán sus ángeles de la guarda más que nunca durante las próximas semanas en la rehabilitación, siempre bajo la supervisión directa del doctor Villanueva y la atención desde la distancia de Guillén. Andrés Ubieto, preparador físico, guiará los progresos de Aimar hacia su puesta a punto. Unos dos meses distan hasta entonces, quizá menos dados el físico liviano de Pablo y su voluntad. El principio del regreso del gran Aimar ha comenzado.

Diario AS, 11 de enero de 2008

Oliveira no va de farol

El brasileño debuta goleando, como prometió. Sergio García también hizo doblete. El Zaragoza brilló con la entrada de Gabi, Matu y D'Alessandro

Con ese aire de galán sudamericano, Oliveira entró en escena, avizoró a la chica y le soltó un muerdazo sin previo aviso. Si es que su figura no basta como aviso, claro. Ese aspecto afable de conquistador callejero se transforma sobre el césped en planta de futbolista intimidador, de delantero letal. Así, mandó a la jaula la primera pelota que le pasó por delante. Como una cobra ante su presa. Sigilo y decisión súbita, inevitable. Muerte, gol. Oliveira ya ha lanzado sobre el césped un aviso para navegantes: no iba de farol cuando prometió 20 goles. A ver si se va a quedar corto...

Se sabía que Oliveira había recuperado la sonrisa tras abandonar el Milán para llegar cedido esta semana al Zaragoza. Y, desde anoche, pese a acumular apenas cinco sesiones con sus nuevos compañeros, pese a estar apenas acercándose a su verdadera figura..., demostró haber rescatado filo y pegada. El Zaragoza lo ha rescatado a él y él ya lo ha rescatado todo. O casi.

Oli debutó tras el descanso y en el minuto 58 ya se abrazaba con D'Alessandro, García y demás socios mientras gritaba su primer gol: regalo de Roldán y... a guardar con un zurdazo desde el cogollo del área. No dejen muchos regalos a la Cobra y al Príncipe esta campaña, ni al Cíclope, porque los devorarán al instante y sin piedad. Oli quería marcar y quedarse muchos años si puede ser, compartió en la víspera: persigue sus deseos y va más allá, marcó y fue a por más. Insaciable.

Tras rozar más alegrías en varias acciones de mérito, aceitó su prometedora conexión con Mandrake y aprovechó un balón magistralmente servido a la espalda de la defensa oscense para batir a Larrosa en su salida desesperada. Toque sutil, exacto, sin acelerar una sola pulsación y disparando titulares y portadas. Antes había tirado un caño cremoso en la frontal y soltado un zapatazo picante con la zurda. Qué combinación de sabores.

Segundo amistoso, segundo triunfo. Aprovechando un par de regalos con lazo y ya encontrando más circuitos en su juego en la última media hora, el equipo de Víctor Fernández se impuso sin alardes al Huesca en un duelo de conjuntos en gestación. Longás condujo con criterio, aseo y descaro cada ataque en la primera parte y García apunta a un nuevo romance veraniego con el gol. Hizo doblete: zurdazo cruzado tras caracoleo y penalti.

Del inicio al descanso hubo poco más rescatable en el Zaragoza. Óscar soltó un par de pinceladas de su arte y Pavón se confirma en cada acción como un reserva de lujo o se postula como titular, según se quiera ver. Pero el mediocampo generaba preocupación: fue demasiado plano, sin luz hacia la portería rival ni conductos ágiles. Rodri empató desde lejos y castigó el insulso juego zaragocista de la primera parte.

Víctor movió fichas al descanso y cambió la identidad del equipo. Generelo, Gabi, Matuzalem y D'Alessandro, al tema. Y delante, Oli y García. El panorama cambió radicalmente. Matu y Andy agitaron y abrillantaron el juego, con el rival ya en retirada, pero ilusionando con una temporada de lujos y festejos. Gabi completa el podio en su extraordinaria versión de decatleta ilustrado, capaz de fatigar cualquier zona del mediocampo y llenar de criterio cada decisión. Ese triángulo descoyuntó al Huesca, firme y descarado mientras pudo, de la mano de Dorado, Sorribas, Lafita y Del Moral. Las pruebas ya alumbran una senda y no hace falta redundar en quiénes ni cómo caminan por ella.

AS, 30 de julio de 2007

Obsesión por el toque

La pretemporada del Zaragoza está siendo redonda, tiene forma de balón. Las mancuernas y familiares ocupan un lugar secundario en los planes de Víctor Fernández. La pelota viene gobernando los días y ayer monopolizó la sesión matutina: rondos, partidillos en espacios reducidos con porterías diminutas, partidillos a menos de mediocampo (cuatro contra cuatro) y partidos a tres cuartos de campo (ocho contra ocho). Tamaño creciente pero mismo protagonista. Dictadura del balón, obsesión por el toque.

No resulta nuevo en Víctor este interés, pero el técnico parece más empeñado que nunca en maximizar las cualidades creativas de sus jugadores. “Tenemos un equipo muy técnico”, resumía tras la goleada al Boltaña. Sí. Se enorgullece y lo proclama, consciente de lo que se trae entre manos. Víctor escudriña a diario sus apuntes sobre el césped, reparte petos y exige intenciones. La ambición reside en “buscar la excelencia” jugando al fútbol, frase indeleble de la temporada pasada. Para soplar viento de cara en ese viaje han llegado Gabi y Matuzalem, centrocampistas finos para combinar y generosos para profundizar.

Tocar y moverse, intercambiar espacios y roles, mirar y pensar, juego fácil y fluido... Todas los ejercicios que Víctor despliega en el tapete verde reúnen esas características. “Eso es, buena jugada a dos toques, me gusta”, grita en uno de los partidillos de cinco contra cinco para celebrar un gol global. Víctor exige y premia, los jugadores sudan y sonríen.

La obsesión por el toque alcanzó su cenit en los partidillos de ocho contra ocho que culminaron la sesión. Regla: combinar cinco veces en campo propio antes de mirar a la portería contraria. Víctor contaba los toques con la garganta fuerte. “Uno, dos, tres, cuatro, cinco... ¡Ya! Ahora buscamos el gol”, animaba. D’Alessandro se agitaba en el equipo rojo, Gabi y Generelo impulsaban al azul, y Longás, Celades y Matu tocaban el mismo son en el verde.

El gol, el final de todos los caminos. A la espera de que Aimar y Diego regresen para enfocar la presa y cazarla, los demás velan linternas y armas. Andy y Matu ya deslumbran y se presentan como terribles aliados de Pablito, magia triplicada para la mediapunta. Mientras que Sergio García y Oliveira tiran sus balas. García sopló su fusil varias veces y Oli atronó con su cañón. El toque no es capricho, es camino al gol.

AS, 28 de julio de 2007

El bostezo de Europa

El bostezo de Europa

Qué bodrio de final. Había que empezar por ahí, sin dobleces. Mandé varios bostezos durante el partido rumbo a Atenas. Verdaderamente, era muy previsible. Hace dos años depararon un espectáculo pleno de adrenalina y ebulliciones, pero esta vez ni siquiera los goles hicieron parpadear. Bueno, el de Kuyt sí, porque arrojó por un instante a la tentación de pensar que serían capaces de repetir la locura. La historia no es tan caprichosa.

El Milan no fue el de 2005. Estaban Ambrosini e Inzaghi en vez de Crespo y Shevchenko. Entonces perdieron y ahora ganaron. Y a los románticos que nos zurzan. Ancelotti pasó de piropos, se atrincheró, dejó las autopistas abiertas por si Oddo y Jankulovski querían pasar el peaje del mediocampo alguna vez, Seedorf más allá o más acá según la canción que sonaba, y Kaká e Inzaghi sueltos para zarcear. Y zarcearon, claro. Maldini levanta su quinta Copa de Europa sin despeinarse, apenas se le exigió en los 90 minutos. Mientras, Cannavaro se da de bruces contra Uche y demás. La lógica del balón de oro, del que tiene uno y no tiene el otro.

El Liverpool, un peñazo. Mucha libreta, mucho Benítez, mucho ímpetu... y mucha gaita. Llevo toda la noche rumiando lo mismo: es demencial presentarse en la final de la Champions con Pennant y Zenden como extremos. Corren y corren, arriba y abajo, pero llegan a la esquina del área y, amigos, que piense el maestro armero. Centro al área, sin mirar, sin intención, sin recursos... y que sea lo que sea. Que sea nada, obviamente. Ni una remató Kuyt procedente de esos dos, hubiese sido de dibujos animados verlo cabeceando suspendido por los cielos. Pennant parece un muñeco de videojuego antiguo regateando: para, gira y arranca, o cambia de dirección bruscamente en carrera, como con escuadra y cartabón. Horrible. Y Zenden... ni eso. Por cierto, ¿qué hace Gerrard tan arriba? Se convierte en un don nadie jugando como delantero. Pero bueno, como es la milonga esta del Spanish Liverpool y la afición canta muy bonito, hay que ir con ellos, ¿no? Pues no. Un equipo tan mediocre no podía ganar dos Copas de Europa en tres años.

Españoladas

Españoladas

1. Cambio de entrenador ya. ¡Vitín seleccionador! Obviamente, compaginándolo con el Zaragoza. Fútbol y carácter de verdad, no de cara a la galería como el bocazas de Hortaleza.
2. Desde el pánfilo de Villar al matraco de Iñaki Sáez, todos fuera. Claro, que como no los saquen metidos en una caja...
3. Albelda y sucedáneos, a su casa. Por cada balón que recupera, pierde cinco. Basta de milongas. ¿Por qué ya no juega Cesc?
4. Arbeloa, como demostró ante el Barça, le da unas mil vueltas a Ángel, Capdevila y compañía. Y no lo digo por simpatía aragonesa. Por cierto, a Zapater aún le falta dar un paso adelante.
5. Como acelere a fondo, Piqué tiene un hueco en la Eurocopa. En el Mundial, segurísimo. ¿Y Sergio? Debe ser insuficientemente mediático, antes irán Albiol y Alexis, fijo.
6. Sobre Villa y Morientes, nada nuevo. Sensacionales. Lamentable lo de los cambios prediseñados. Torres, sí, pero reserva. Raúl, nada de nada.

A veces consigues lo que consigues

A veces consigues lo que consigues

Rescato el titular y el último párrafo de la crónica de Óscar García en as.com sobre el Bayern-Madrid, puesto que me parece que empieza resumiendo de forma brillantemente sencilla la realidad y concluye con un alegato sutil, exacto e incontestable.

El Madrid no da para más 

Como escribió Mike Gayle, “a veces consigues lo que quieres, a veces consigues lo que necesitas, a veces consigues lo que consigues”. Olvidadas las dos primeras opciones, el Madrid está instalado en la tercera y será difícil que salga de ella al menos en este curso. Parece entregado y resignado a recibir lo que le llegue. Y la verdad, hace tiempo que apenas le llega nada.

Benditos jugones

Benditos jugones

Tras un tiempo de asueto, desinteresado por todo y no inspirado por nada, regreso animado por el partido de mis dos equipos. Barça y Zaragoza. Zaragoza y Barça.

Cuando Capello y demás devotos de la austeridad futbolística, del 'amarrategui blues' que diría Montes, vieran la alineación del Barcelona en La Romareda, o bien se encanaron de la risa ante la locura de Rijkaard o bien palidecieron aterrados como un iraní al toparse con un marine. Ay, qué fácil es ser tonto. Uno venía dándole vueltas desde hace tiempo a la reunión habitual de esos que denominamos jugones: Xavi, Iniesta y Deco. ¿Y ahí quién defiende? Se preguntan algunos de mirada obtusa, esos a los que el miedo ahoga. ¿Pero un 0-0 da felicidad o qué? Al fútbol se gana marcando más goles que el otro, digo. Pues ataquemos. Los jugones atacan. Mucho y bien. Y defienden, sobre todo con el balón, pero también sin él. Y al final ganan.

La noria, como bautizó Mario al juego del mediocampo azulgrana, donde el balón y los hombres vienen, van y vuelven en armonía, de repente hierve y se convierte en pinball. La pelota rebota de un lado a otro en velocidad creciente hasta que tras varios descarrilamientos rivales la ves en las mallas. Y, además, con los aviones ya arreglados, cargados de combustible y en las pistas... ¿Aviones? Messi y Etoo. La metáfora la creó Andrés Astruells hace unas noches en El Larguero ("El Barça era un portaviones sin los aviones") y la adoptó pronto Relaño, padrino de ésta y padre de muchas otras. El Barça ya ha recuperado a los aviones y, con ellos, la velocidad de crucero. Quizá al Liverpool no le baste con no caminar sólo, sino como Forrest Gump, con una inmensidad detrás. Al fútbol juegan los jugadores. No las aficiones, ni los entrenadores. Aunque éstos sí te pueden joder sentando a los buenos.

 ¿Y el Zaragoza qué? Bueno, superado por el mejor equipo del mundo en una de sus mejores versiones. Que salió empanado, que regaló el balón, etc. Oiga, no, salió y se encontró con un equipo que es mejor. Le metieron dos, levantaron el pie del pedal derecho y marearon la perdiz. Si hubiesen necesitado más, la sensación es que los hubieran encontrado. Creo. Por qué resulta tan complicado para algunos, muchos, aquí entender que al fútbol juegan dos. No fracasó el Zaragoza, triunfó el Barça. Los matices a veces son una inmensidad. Pero a pesar del enjabonado que le dio el Barça, el Zaragoza se sostuvo en pie, zarandeado pero en pie. Como Ali ante Foreman en Kinshasha, pero esta vez Ali no culminó la heroica. Tuvo a la chica despistada varios instantes con el paso de la noche, donde pudo besarla y llevarla al huerto. Pero últimamente el Zaragoza se gusta con la muleta y se achica con la espada. Eso y/o el egoísmo de Ewerthon, que se ha apartado del rebaño y busca su propia gloria, la reivindicación o, por defecto, el suicidio. Muchos le ayudarían...

Los centrales volvieron a ser lo mejor del Zaragoza, mal síntoma para un equipo. Porque la gloria debe ser para los delanteros. Es así, no lo decidí yo. Salvo durante el acoso inicial, cuando la manifestación les llegó por sorpresa y en desbandada dados los guardias de cartón que eran los del medio, estuvieron firmes. Diogo había matado a Ronaldinho cada vez que se lo había cruzado por la calle, pero le tocó el avioncito Messi y le dobló todas las esquinas. Por inesperado o simplemente por diablo, lo volvió tarumba. Messi, uno de esos pocos jugadores que sabes lo que te va a hacer y siempre te lo hace. Lo puede escribir en mayúsculas, deletrearlo lentamente o cantarlo en un karaoke. Es tan simple como "oye, chato, voy a coger el balón y voy a correr con él". De bicis y tal, nada. Pero corre, vaya si corre. "Atrápame si puedes", que diría Di Caprio. Jugones, benditos jugones.

Nadie siguió la música de Aimar

El Bernabéu anestesió al Zaragoza. La pandilla de Aimar no se mostró como una pandilla. Sólo Aimar hizo de las suyas, guiñó el ojo a las cámaras y generó tembleque en los madridistas. Víctor advirtió de que este Madrid estaría enrabietado, agresivo, esforzado, pero conocer sus virtudes no bastó para enterrarlas. La música del Zaragoza no sonó, la batuta de Aimar no encontró aliados y el resto careció por completo de oído. Mientras, el Madrid mezcló violines y tambores, con Higuaín anunciando un futbolista sublime. Este Zaragoza que tanto atrae por su fútbol pomposo se sostuvo por su esqueleto defensivo, sólo Sergio García añadió algo a Aimar.

La derrota arroja al Zaragoza de su asiento de Champions, le deja sexto y con cinco miuras delante. El sueño que se asentó venciendo al Sevilla queda ahora difuminado, pero nada debe llevarse al extremo. Un Zaragoza pálido e irreconocible salió del Bernabéu derrotado por la mínima, mandando un balón al larguero y reclamando ese atropello de Van Nistelrooy... En definitiva, el Zaragoza ha recuperado su alcurnia en la Liga: está en Europa. Disfruta y vibra. El matiz de UEFA o Champions casi es lo de menos.

AS, 15 de enero de 2007

Edredón de estrellas

Edredón de estrellas

El Zaragoza mostró un perfil distinto en el Calderón, con más oficio y menos música. En un partido con fases propicias al bostezo, sacó petróleo Óscar con un gol que acuesta a los de Víctor felices y arropados en un lecho de Champions

La flor de Víctor. Aterrizó en La Romareda antes del verano desbordado por la emoción, sin poder hablar. Pidió un receso, tragó saliva y soltó anhelos y objetivos. “Europa” comenzó a resonar por la ciudad, sin miedo al fracaso o a la gloria que pudiera perder. Y, mira, ocho jornadas solamente con un equipo sometido a un lifting importante... ¡y en Champions! Venciendo en el Calderón sin jugar bonito, sin Aimar, sin forzar la máquina... De algún modo, si no muy, a lo Capello. Con seriedad y solvencia, pero sin encender las luces. Medio agazapados y tal, que arriba vamos sobrados y alguna clavaremos. Los hechos lo corroboran. Un 0-1 algo triste, sin la música discotequera del habitual Zaragoza de Víctor. Pero triunfo y Champions, como para quejarse... Un amigo dice que lo triste no es ganar uno a cero, lo triste es perder uno a cero. Filosofía llana, sin dobleces.

Del abrazo al fango. El prólogo del partido nos dejó la feliz diapositiva de un abrazo sonriente: Galletti y Gabi Milito. Silbó el colegiado y adiós muy buenas, se apagó el estado del bienestar. La cámara principal apenas giraba el cuello, todo sucedía en el tercio central del campo. Mucho toque, mucho refrote, algún golpe desmedido y pocas llegadas. “Estamos viendo muchos rostros pero ninguno de alegría”, retrataba Robinson con su habitual perspicacia mediada la primera parte. Galletti se esmeraba en destartalar a Juanfran (a quien no se hubiera echado de menos, por cierto) y Gabi forzaba su garganta e hinchaba su venas ante un par de embestidas rojiblancas. El Zaragoza no probó a Leo Franco en toda la primera parte, quién me lo iba a decir... que se escucha hasta en la sopa. Mucho fango y poca música.

Tuercas y rizos de oro. En pretemporada, en el país de los tulipanes, Víctor plasmó un deseo disfrazado de opinión: “creo que pueden ser la mejor pareja de centrales de la Liga”. Se refería a Sergio y Milito, quienes acababan de jugar su primer partido juntos. Pues, chico, no parece que fuese demasiado pretencioso en el pronóstico. Porque el Tuercas (apodo al que responde en el vestuario) y el Mariscal mejoran cada día, creciéndose en partidos de mayor compromiso. Como ayer, una pareja de oro. Se merendaron a Torres y compañía, casi literalmente (véase la imagen). Y si además César tiene uno de esos días donde la perfección se le acerca, lógico no encajar.

Aplausos para Lafi... La nota sorprendente en la alineación fue Lafita. La ausencia de Aimar generaba una congoja mayúscula, un vacío infinito, un rol indescifrable para ningún otro. Óscar no anda muy iluminado últimamente y Víctor pensó en dar la oportunidad a Lafita, que siempre señala su preferencia por jugar en la banda. Y respondió con brío, kilómetros y convicción para el desborde. Aprovechó la oportunidad, sí. Lafi se merece unos aplausos.
                  
...y el grito de Óscar. Entró al final como por obligación, como si existiera una deuda con él. En teoría, es el suplente natural (el primer suplente, diríamos) de Aimar y D’Alessandro, pero no estuvo fino, sino todo áspero, frente al Betis y el Hércules. Así que Víctor lo sentó junto a él. Hasta que en los últimos minutos salió para saldar cuentas consigo mismo, con las críticas recibidas y demás. Gritó el gol furioso, soltando la rabia acumulada. Un grito que selló el triunfo, acostó la jornada y arropó al Zaragoza entre estrellas. Las del edredón de la Champions. Felices y largos sueños.

AS, 30 de octubre de 2006

D'Alessandro frota la lámpara

Mandrake enseñó la senda del triunfo con su magia. El Zaragoza superó brillantemente la expulsión de Ponzio. Aimar abrió el marcador. El Espanyol, gris

Los obstáculos emergen para ser superados, para engrandecer las hazañas y generar héroes. La temprana expulsión de Ponzio y lo que aconteció durante los 60 minutos siguientes puede resumirse, de algún modo, así. El Zaragoza lapidó al Espanyol con plena justicia, superando la adversidad arbitral y a un rival incómodo y defensivo. Gracias a un fútbol total, corajudo y brillante al tiempo.
El escenario recibió a dos púgiles de fachada diametralmente opuesta. El Zaragoza, fiel a la vivaz y colorida pizarra de Víctor, con el mismo equipo que en Riazor, salvo Cuartero por Juanfran. Víctor decidió no agitar el puzzle y optó por mantener a Ponzio en la zona ancha y dar entrada al capitán. Por el otro bando, Valverde renunció a su apuesta prevista. Sentó a las estrellas y se acorazó grisáceamente con dos lugartenientes propensos a los bajos fondos, Costa y Jonatas, inexplicables brasileños. Un técnico propuso luces y el otro, sombras. El resultado dignificaría a la postre la actitud del aragonés.
Cuando algunos abonados aún escudriñaban las gradas en busca de su nuevo asiento, Costa ya recibió la amarilla por su primer souvenir a Aimar. Sonaba bonito, un árbitro con arrestos para lastrar el continuo castigo al que someten los rivales al Cai. Víctor viene llamando la atención para que los silbatos respeten especialmente a su estrella, el eco le había llegado a Rubinos Pérez. Después, todos los augurios se irían por tierra.
El Zaragoza se presentó confirmando sus señas de identidad, con Aimar y D’Alessandro en conexión permanente. Tocando, combinando, intercambiando roles y espacios. Por su parte, el Espanyol desconocía cómo juntar las palabras elaborar y fútbol. Desde luego, Costa y Jonatas no parecen tenerlas en su diccionario. Quizá unas vacaciones en su país podrían ayudarles, quizá ni eso. Ellos iban a lo suyo. Sólo la energía de Coro y ciertos trazos de la zurda de Riera se escapaban de la monotonía blanquiazul.
Pero Rubinos Pérez reclamó los flashes que tantas veces han enfocado a los desafortunados señores del silbato en La Romareda. Amonestó a D’Alessandro por una ligera protesta. A continuación, Ponzio cortó un balón con la mano. Según él, involuntariamente. Rubinos, en desacuerdo, se llevó la mano al bolsillo. Ponzio adivinó la multa y clamó al cielo alejándose del lugar de los hechos sin siquiera mirar al juez. Y éste afinó el oído y optó por agarrar la roja en vez de la amarilla. Según el acta, Ponzio gritó aludiendo a una tal señora Pérez. Leo asegura que mentó a la suya propia. En suma, cuando en una situación incendiaria los ánimos del futbolista se revolucionan hasta hacer saltar su aguja, lo sencillo y cuerdo sería comprender los nervios y hacer la vista gorda. Los muchachos trapisondistas de Sánchez Arminio no son de esa opinión, prefieren los líos.

Coraje y arte. Ante la afrenta de quedarse injustamente con diez, el Zaragoza no se descompuso, al contrario. Zapater se multiplicó en el epicentro de la batalla, mientras que D’Alessandro y Aimar, heridos en su orgullo de estilistas al ser maltratados por el rasero del juez, incrementaron su trabajo y su protagonismo. La asociación artística no esperó para dar sus frutos. Mandrake amasó el balón en el carril del diez, esperando a que Cuartero le doblara como un tren desbocado manchándose las botas de cal. El capitán, excelso durante toda la noche y a lo largo de todo el flanco izquierdo, avistó a Aimar cerca del punto de penalti. Le puso de lujo el pase de la muerte y el Payaso apuntilló a Kameni entre una maraña de piernas. El coraje y el arte unidos para desgañitar a La Romareda.
Un equipo tenía un gol de ventaja. El otro, un hombre. Resultaba casi imposible no retocar las pizarras al descanso. Víctor eligió a Movilla para asentar al Zaragoza, Ewerthon fue lógicamente el sacrificado. Movimiento inverso en el banquillo de Valverde, que dejó en la ducha a Rufete para dar entrada a la pesadilla: Tamudo. El Espanyol quiso venirse arriba, pero el Zaragoza apenas notó la inferioridad. La defensa solventó la papeleta con gran nota. Sólo algunas acciones mejorables de César crearon incertidumbre. Sergio fue un titán, cortando todo tipo de acciones. El Mariscal está recuperando su mejor versión gracias a su nuevo compañero.
D’Alessandro crecía y crecía, adquiriendo cada vez mayor protagonismo en el juego. Su posición teórica en el volante izquierdo se agita hacia cualquier recoveco del terreno. Pisando y pisando el balón, embobando a defensores y cámaras, parando el tiempo en torno a su zurda. Aimar, afectado físicamente, otorgó a Óscar el testigo pronto, quizá demasiado. Pero el Zaragoza se mostraba como un equipo muy cohesionado, por encima de las individualidades.
La zurda de Mandrake no se cansaba de aparecer en escena reclamando atención. Un magnífico libre directo alcanzó el palo largo de Kameni. El repertorio de D’Alessandro parecía no tener fin. El rechace llegó al flanco izquierdo, donde Cuartero era dueño y señor de todo suceso. Su centro medido lo cabeceó Diego Milito, advirtiendo de lo que llegaría. Kameni no podía disimular su preocupación.
Cuando los pulmones no hallaban el oxígeno, D’Alessandro seguía con su película. Aturdiendo a jugadores pericos con el balón como Asterix con su pócima a los romanos. Boba por aquí, por allá. La defensa, ensimismada. Y Diego, a la espera. Mandrake lo encontró con una buena asistencia a la espalda de Lacruz. Sentó a Jarque y mató el partido. Al siguiente suspiro, Óscar recibió un balón largo con tiempo de que Kameni fuera digiriendo el tercero. Pleno de calma y tino, selló el resultado. El Espanyol tiró por vez primera a puerta en el descuento. El Zaragoza no le dejó opción a más.

AS, 11 de septiembre de 2006

De 10 a 10: pasión por el regate

De 10 a 10: pasión por el regate

D’Alessandro aportará el desequilibrio de Savio, pero con diferencias

Un primer y somero vistazo a las figuras futbolísticas de Savio y D’Alessandro arroja meridianas similitudes. Anatomía poco generosa en músculo y altura, rostro aniñado. Zurda gustosa, acciones geniales. Y, sobre todo, una pasión especial por el regate. No obstante, buceando en su estilo de juego se pueden extraer notables diferencias. Su demarcación debe servir como definición de uno y otro. Savio siempre fue un delantero, si bien se le acomodó a la medular en España. Su fútbol lleva la esencia del punta brasileño: el individualismo. Un amante del regate como instrumento de verticalidad hacia el marco rival. Un finalizador arrancando desde el puesto de extremo.

D’Alessandro posee cualidades que les hacen distantes. Siendo un jugador rápido, no posee la punta de velocidad que permitía a Savio lanzarse en slaloms vertiginosos entre las líneas enemigas. El objetivo de su regate no es hallar al fin el gol, sino el regate en sí mismo. Se trata de un gambeteador en esencia, prolijo a embobar a público y marcadores. Su habilidad individual va aderezada por una importante capacidad para la asociación. El Cabezón, un mediapunta a todas luces, tiene algunos síntomas de organizador que le hacen bastante más dado al juego colectivo que Savio. Y su capacidad de sacrificio ha crecido sorprendentemente en su etapa en la Premier, donde pegado a la cal ha ganado recorrido. Sin olvidarse, por supuesto, de la gambeta.

 AS, 19 de junio de 2006

El orgasmo del gol

El orgasmo del gol

Impregnado por el aroma de Mundial que nos inunda estos días, me he puesto a recordar maravillosos momentos de fútbol que adornan mi memoria. Algunos, escenas en primera persona de mi infancia y no tan infancia. Pero sobre todo se me han abalanzado a la retina muchos capítulos indelebles de la historia futbolística. Me puede resultar aventurado concretar cuál fue el primer instante que retengo en mi retrovisor particular sin necesidad de replay. Debe ser aquel misil lanzado por el empeine exterior de un holandés típico, rubio y vestido de orange, en el añejo Wembley. Y, acto seguido, Cruyff saltando el vallado publicitario con gallina de piel no sin apuros. Primero, una pierna. Luego, la otra. Mirada perdida. Montonera de cuerpos naranjas. El episodio de la celebración lo rememoro gracias al vídeo, porque cuando el balón alcanzó las redes me convertí súbitamente en un muelle sobre un viejo sofá granate. Por cierto, ¿qué habrá sido de él? Le tuve cariño, desde aquella noche. Mi primer orgasmo. Sí.

Y digo esto porque también se me ha hecho presente en esta noche de flashback una encrucijada verbal que me planteó una amiga hace más de cinco años. Una tarde de césped universitario y lección al sol me expuso el siguiente dilema: Si tuvieras que elegir cómo morir, ¿preferirías hacerlo en el fragor de un orgasmo o en un accidente de coche a más de 250 km/h? La base del problema, según ella, radicaba en la pasión innata del hombre tanto por el sexo como por la velocidad. En esta madrugada de insomnio he llegado a la conclusión de que ninguna de ambas es la elección adecuada, sino que hay una respuesta soterrada que es la correcta: la pasión futbolística. Morir de gol.

Morir siendo Maradona en el Azteca tras aniñar a una fila de ingleses, tras estallar millones de gargantas, tras inspirar a Víctor Hugo Morales la narración de las narraciones. Morir siendo Koeman en Wembley tras evitar una barrera infinita y rescatar así al barcelonismo del desierto. Morir siendo un red devil tras voltear al Bayern en el Camp Nou en el último suspiro. Morir siendo Eto'o o Belletti en París, Galletti en Montjuïc, Zidane en Glasgow. Siendo Ghiggia en Maracaná o Kempes en El Monumental. O siendo yo mismo en La Romareda tras hincar Ewerthon el sexto al Madrid. Morir de gozo rabioso y arrebatado, de orgasmo en forma de gol.

Nota: Sin duda, esa celebración de los goles mezclando alegría y furia con la que yo me identifico plenamente está perfectamente representada por los argentinos. Como Maradona comiéndose una cámara en Estados Unidos 94' tras transformar ante Grecia, como Cambiasso hace unos días en Alemania tras culminar un gol global ante Serbia.

La pomposa diestra de Platini se hace filosofía

La pomposa diestra de Platini se hace filosofía

"El Barça es la mejor forma de hacer publicidad del fútbol de ataque y espectacular, dándole además consistencia en defensa e inteligencia en el mediocampo. 'Jogo bonito' pero a la vez equilibrio, como ir desde Brasil a Holanda pasando por Argentina".

Michel Platini, en una entrevista concedida al Mundo Deportivo, piropea al Barça con este asombroso análisis. La serena y natural pomposidad de su bota derecha se transforma en una cuidada filosofía. El remate geográfico-futbolístico... simplemente, 'chapeau'.

El autismo de Ronaldinho

El autismo de Ronaldinho

Jorge Valdano fue anoche el invitado especial en Una Noche Mundial de La Sexta. El futbolista más virguero con las palabras (que yo conozca) acompañó en el programa al Patxi Alonso y a dos invitados habituales, Jorge Cappa y John Carlin. El cuarteto debió debatir y desmenuzar una alargada recua de actualidades mundialistas. Pero yo llegué ya cerca del epílogo, el cual quiero rescatar. Pasadas las dos de la mañana, Raúl apareció como epicentro del debate.

Valdano y Cappa no pueden considerarse precisamente sospechosos de 'antirraulismo'. Pues bien. Cappa aludió a la falta de hambre futbolística de Raúl, a la pérdida de aquella luz en sus ojos que deslumbraba años atrás, a ese brillo natural que ahora derrochan otros como Ronaldinho. Valdano recogió el testigo como si Cappa le hubiese robado el pensamiento por telekinesis. Y ahondó en el asunto. Raúl, desde su condición de capitán y símbolo del Madrid, se preocupa demasiado en abarcar circunstancias que trascienden a su responsabilidad. Que si hay empleados del club descontentos porque Victoria Beckham no les firma un autógrafo, que si Ronaldo se ha enfadado porque Cassano le ha robado el almuerzo, que si el hijo de Roberto Carlos le ha pegado en el recreo al de Guti... Evidentemente, estos ejemplos están caricaturizados, pero vienen a resumir los expuestos por Valdano, quien enfocó al "autista Ronaldinho" como el ejemplo de ese futbolista que se ha esfumado en Raúl. Ronaldinho va a entrenar y sólo piensa en disfrutar jugando durante el entrenamiento. Después, se va a su casa y sólo piensa en el próximo partido. En su mente cabe exclusivamente fútbol, nada más. Éste es el esquema de Valdano sobre la esencia del fútbol. A veces redundante y frondoso en su retórica, pero asiduo al análisis correcto (desde mi punto de vista, claro). En este caso, el análisis de la esencia del fútbol, representada en el autismo de Ronaldinho.

Nota: la imagen de Ronaldinho en un entrenamiento de Brasil haciendo maravillosamente el 'mongol' con la pelota, una mezcla entre un beso y un malabarismo al estilo de las focas circenses, es un meridiano síntoma de su pasión por el fútbol en sí mismo, como arte, disfrute y alegría.

Vuela Cani: adiós a ingenio y asistencias

Vuela Cani: adiós a ingenio y asistencias

El último ídolo de La Romareda ha tomado rumbo a Villarreal, donde podrán disfrutar de su fútbol en toda la extensión de la palabra. Del joven virguero que entró en erupción por primera vez en Oviedo ha pasado a ser un jugador regular y comprometido, pero ante todo diferente. Su marcha deja al Zaragoza huérfano de desparpajo y último pase.

Todavía no se ha despedido oficialmente, pero el zaragocismo ya siente nostalgia de Cani. Lo que empezó en 2002 como una historia de amor y odio, de pasiones encontradas en el subsuelo de la elite, de virguerías tan exquisitas como impropias de Segunda... se ha convertido en un noviazgo de pleno compromiso. La Romareda, que tantas desconsideraciones ha dirigido a Cani, ha terminado rindiendo pleitesía a uno de los mayores talentos que han salido de la cantera aragonesa en las últimas décadas. Algunos incluso han llegado a dibujar paralelismos con Lapetra. Quizá sea un antojo excesivo, quizá el tiempo llegue a darles la razón. Cani escribirá su historia a partir de ahora lejos de Zaragoza. Su futuro inmediato lo disfrutará el Villarreal.

'El Niño' irrumpió en aquel cadáver que se midió al Barça en La Romareda haciendo una declaración de principios, tirando un caño sublime a Reiziger. Ese era Cani en esencia, barroco en todo instante, pese a la tragedia o la desazón del momento. En Segunda mezcló pitos de incomprensión con acciones y goles excelsos, como aquella mañana en Oviedo o vaselinas repetidas. La inconstancia gobernaba su fútbol.

El Cani que pierde el Zaragoza ahora es otro notablemente distinto: más maduro, completo, regular... mejorado, en suma. Ha sido capaz de dosificar sus florituras, en ocasiones inocuas, para componer un juego de mayor practicidad. Siempre sin renunciar al espectáculo, pero siendo más partícipe en la creación incluso desde su acomodo a la banda. Esta temporada se ha convertido en uno de los mejores asistentes de la Liga, en un objetivo de continuo agradecimiento para Diego Milito y Ewerthon. Sin Cani, el Zaragoza queda huérfano de ese ingenio para el último pase, de su fluidez en la línea de tres cuartos, de un futbolista diferente.

AS, 29 de mayo de 2006

Resaca en afonía

Resaca en afonía

Se me presentan al unísono decenas de instantes detenidos, recuerdos sufridos, anhelos de gloria, protagonistas tangentes para bien y para mal de aquellos momentos en Madrid... Todo se me vino encima anoche durante aproximadamente una hora, eterno espacio de tiempo que separó el martillazo de Campbell del aguijonazo de Etoo. Entonces, un bramido terrible se apoderó de mí, un éxtasis rabioso y furibundo que dispensó repeticiones súbitas. Era el ansia de saldar deudas que llevaban soterradas varios años (todo ello está representado en la figura del camerunés). Hasta que el expreso Belletti descarriló entre las piernas de Almunia y me apropié de la perenne sonrisa del Gaucho. Siento, o deseo, no lo sé, derrochar mucha más tinta. Sin embargo, la cantidad de circunstancias y nombres a los que aludir es demasiada, nombres públicos y privados. Quizás pasada esta resaca me determine a analizar con más ahínco y minuciosidad lo que sucedió anoche. De momento mi afonía delega en algunas citas de diversos medios de comunicación:

AS: "El mejor equipo de Europa, sin cuestión", Relaño. "No debía ser de otra forma, tenía que ganar el mejor, debía culminarse el proyecto. El Barcelona es el mejor equipo de Europa. Por muchos años", Trueba.

SPORT: "Este título pone al Barça en la cima del fútbol mundial. Por juego, por títulos y por espectáculo", Casanovas. "No es la culminación de un proyecto, sino el inicio de una era prodigiosa, donde aún no sabemos dónde están los límites de este Barça", Prats.

MUNDO DEPORTIVO: "El Barça es campeón porque supo sufrir como los campeones, ganar como los campeones, jugar como los campeones", Nolla. "Se sufrió porque así se escribe la historia del Barça, que se lo merecía más que ningún equipo del continente", Pallàs.

EL PAÍS: "No siempre la victoria sonríe al mejor y por eso es especialmente satisfactorio que esta vez el título haya premiado la excelencia: la del equipo europeo, y seguramente mundial, que mejor juega al fútbol hoy", Editorial. "La épica redimió al Barça en el 50º aniversario de la Copa de Europa. La historia del torneo está plagada de actos heroicos más que de partidos sublimes. Y los azulgrana fueron fieles a la tradición después de negarse desde la estética", Besa.

ABC: "Éstas son las que mejor saben. Las que más valen. Las que siempre se recuerdan. El Barça, un equipo exquisito, de buen gusto y mejor técnica, se tuvo que trabajar la Champions a pico y pala", Ortego.

L'EQUIPE: "Despiadado Barça", Portada. "La victoria de un equipo seguro de sus opciones de juego a pesar de la presión. El sello de los grandes equipos", Marcos.

LA GAZZETTA: "Batió a un indómito Arsenal completando una gran remontada, haciendo valer su superioridad técnica, pero sobre todo el corazón", Pratesi.

Deporte y política, velocidad y tocino

El pueblo ruso, como dicen PLF y MO, es decir, la masa social, tiene en general una propensión desmedida para confundir la velocidad con el tocino. Faltan menos de 20 horas para la final de la Champions, el Barça es uno de los contendientes. Y coexiste con un nuevo episodio de patetismo en el gobierno catalán, guante recogido al instante por sibilinos indocumentados para alimentar su antibarcelonismo. Del mismo modo, me abruman esos típicos cartelitos de Catalonia is not Spain ornamentando el Camp Nou. Hay mucha gente opaca de pensamiento proclive a mezclar churras con merinas, a no desligar deporte y politica, lo cual me produce náuseas.

Ya he podido leer en algunos blogs y foros comentarios como: "Ya me gustaría ver si tienen el detalle que tuvo el Sevilla de amarrar una bandera española a la copa, algo me dice que no va a ser así" o "¿Me pueden explicar cómo representan a Cataluña Ronaldinho, Etoo, Giuly...? Si se ve una sola bandera de España me creeré que alguien siente al Barcelona como español, aunque ande despistado". Veamos. ¿Por qué se tiene que poner alguna bandera en la Copa? Ni española, ni catalana, ni europea, ni de La Pobla de Segur (pueblo de Puyol), ni de la aldea natal de Etoo, ni del club de surf de Ronaldinho. ¡Pero que es fútbol! Las banderas que se queden en el Congreso y en el Senado, a los puros amantes del fútbol no nos interesan. Si el Barça gana la Champions, la habrá ganado el Barça, no España, ni Cataluña. Como cuando las ha ganado el Madrid, las ha ganado el Madrid, no España, ni la Comunidad de Madrid. Otros silogismos se me hacen inasibles. Si España realizase la utopía de ganar el Mundial, todos los jugadores llevarían bufandas y banderitas de España, nada de sus clubes. Seguro que Casillas no llevaba ningún distintivo del Madrid, ni Xavi ninguno del Barça. ¿Por qué al revés sí? Y, evidentemente, Ronaldinho, Etoo y Giuly no representan a Cataluña. Hay que ser necio simplemente para detenerse a considerarlo. Ellos se representan sólo a sí mismos. A lo sumo, al Barça. Pero Cataluña les importa cero, como es lógico. Igual que a Diego Milito y a Ewerthon les interesa meter goles y vencer partidos por sí mismos. También por el Zaragoza y por ir a sus selecciones, claro. Pero, ¿por Aragón? ¿Alguien cree que representan o sienten a Aragón? Es más, ¿por qué han de hacerlo?

En mi condición de culé no catalán, me molesta tanto que se utilice al Barça como un instrumento político catalanista como anticatalanista. De todas formas, esto no es ningún alegato para convencer a nadie. Como dijo Clint Eastwood, "las opiniones son como los culos, cada uno tiene el suyo".

La esperpéntica osadía de Raúl

La esperpéntica osadía de Raúl

"Nunca he llegado tan bien a un Mundial", soltó ayer Raúl. Sí, González Blanco, el capitán del demacrado Madrid y de nuestra soñadora Selección. Pues, madre mía, ¡cómo llegaste a los otros! Perplejo me quedo. Absorto, anonadado. ¿Es un intento por autoconvencerse? ¿Qué esconden esas palabras enlazadas con tan osada fe? Alguien debería llamarle a la cordura y desabrocharle la venda. Quizá la frase venga a explicar los anteriores fracasos de Raúl y el resto de los españoles en citas estivales, la razón es que quizá sea el enfoque adecuado para esclarecer por qué mandó un penalti al limbo, mientras Zidane cosía un balón de falta a la escuadra. Por cierto, qué antítesis. El galo se retira renunciando a un taco ingente de euros, con la cabeza gacha y haciendo autocrítica ayer mismo. Me resulta todo tan confuso, no acierto a hallarle un razonamiento lógico. Será que no lo tiene. O que soy todavía demasiado pueril o que simplemente soy un malpensado. A mí, cuando escucho repetida esa frase en mi fuero interno, me entra una mezcla de risa y de mala leche, por ser políticamente correcto y no cagarme en... Pero, ¿a qué estamos jugando? ¿Nos vacila o qué? ¿Se cree que no vemos nada, que no entendemos nada, que no sabemos analizar un poco el fútbol? Uno ya duda de todo y sigue preguntándose cada día hasta cuándo durará el esperpento en la Casa Blanca. Bueno, en realidad no me lo pregunto, estoy convencido de que la hecatombe va a ser muy dilatada. Si el Barça vagó cinco años por la nada sin alcanzar el extremo de descomposición de este Madrid...

Pero me desvío del asunto central. Qué palabras más osadas e incautas. No mete un gol ni al arco iris, ni a mi abuela, ni a mi hermana, y se atreve a vomitar esa frase. Alguien debería dar un toque de atención a este vividor de rentas, por más que muchos alaben su entrega y profesionalidad. Pamplinas, se mantiene donde se mantiene por lo que fue. Ya que tiene un puesto asegurado en la lista de 23 del irreprochable (ironía, claro) Sabio, agraviando a otros futbolistas de más presente, al menos debería tener la decencia y la condescendencia de guardar silencio, si no de agredecer a espuertas ese privilegio que malhuele a divino. ¿A qué obedece ese ataque de loa personal? Debe ser uno de los efectos colaterales que todavía sacuden, y seguirán sacudiendo, al Madrid actual, ese producto megalómano alzado por obra y gracia de aquel egocéntrico y prepotente ser celestial.

Nadal, el Mercedes más caro

Nadal, el Mercedes más caro

Sin límites. Nadie es capaz de aventurar hasta dónde puede llegar Rafa Nadal. Es un fenómeno natural de proporciones incalculables. En superficie roja arrasa con todo. Rivales, torneos, récords, nada ni nadie parece capaz de echar una argolla a ese torbellino musculoso. Sobre arcilla acumula 34 victorias consecutivas y ocho torneos en 2005, batiendo así el récord de Muster. Y no logrará más. Ha descartado participar en Umag (Croacia) para prepararse a conciencia en pista rápida de cara al US Open. Su voracidad le hace renunciar a piezas menores para conseguir grandes trofeos de caza. Dosificación y elección sintomáticas de leyenda, miren a Armstrong.

Además, Nadal igualó la marca nacional de ocho torneos conquistados en un mismo año por Orantes. Fue en 1975, cuando venció en El Cairo, Montecarlo, Bournemouth, Hamburgo, Bastad, Indianápolis, Montreal y... en aquel legendario US Open. En la final lapidó al espléndido Connors, héroe local, vigente campeón y número uno del mundo, tras protagonizar sólo 18 horas antes en semifinales la reina de todas las remontadas. Levantó a Vilas un partido que perdía por dos sets y salvó cinco match balls en el cuarto acto con 5-0 en contra para acabar victorioso (4-6, 1-6, 6-2, 7-5 y 6-4). Superar el récord de Orantes será más difícil para Nadal ahora porque vivirá lejos de su hábitat natural, la tierra batida. Ahí no será coser y cantar, pero lo de Wimbledon no se repetirá. Tiempo al tiempo.

Gran final. Se midieron los dos mejores del momento sobre polvo de ladrillo. Y ganó el mejor (6-3, 6-3 y 6-4). Nadal y Gaudio no defraudaron, siete y cuatro torneos respectivamente en el gabán de esta temporada les avalaban. Desplegaron un tenis de muchos quilates, con largos intercambios de golpes. Un juego purista de tierra, alérgico a la red. Muy parejo, pero con Nadal siempre algo más amenazante. Al inicio del segundo set 'El Gato' empezó a dar síntomas de desesperación que fueron in crescendo hasta el final. Sonrisas por lloros, patadas a las bolas, gritos, raquetazos al suelo. Rafa puso la calma, esa calma tensa tan suya que de repente prende en un fogonazo de euforia rabiosa que se apodera de su brazo izquierdo. Apenas cometió errores y sacó de su chistera algunos golpes que el propio argentino aplaudió. "Qué buena, ché", repitió varias veces. Nadal se llevó el Mercedes sin ceder ningún set. Gaudio claudicó impotente, pero se lo tomó con humor: "Creo que va a ser más fácil comprarse un Mercedes que ganar a Nadal".

AS, julio de 2005