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A bote pronto

Nadie siguió la música de Aimar

El Bernabéu anestesió al Zaragoza. La pandilla de Aimar no se mostró como una pandilla. Sólo Aimar hizo de las suyas, guiñó el ojo a las cámaras y generó tembleque en los madridistas. Víctor advirtió de que este Madrid estaría enrabietado, agresivo, esforzado, pero conocer sus virtudes no bastó para enterrarlas. La música del Zaragoza no sonó, la batuta de Aimar no encontró aliados y el resto careció por completo de oído. Mientras, el Madrid mezcló violines y tambores, con Higuaín anunciando un futbolista sublime. Este Zaragoza que tanto atrae por su fútbol pomposo se sostuvo por su esqueleto defensivo, sólo Sergio García añadió algo a Aimar.

La derrota arroja al Zaragoza de su asiento de Champions, le deja sexto y con cinco miuras delante. El sueño que se asentó venciendo al Sevilla queda ahora difuminado, pero nada debe llevarse al extremo. Un Zaragoza pálido e irreconocible salió del Bernabéu derrotado por la mínima, mandando un balón al larguero y reclamando ese atropello de Van Nistelrooy... En definitiva, el Zaragoza ha recuperado su alcurnia en la Liga: está en Europa. Disfruta y vibra. El matiz de UEFA o Champions casi es lo de menos.

AS, 15 de enero de 2007

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